Entreno, luego Emprendo.

Entreno, luego emprendo | Pablo del Pino - Entrenador, Economista y Empresario

 

Sr. Entrenador:

No tengo la más mínima duda. Si pretende usted entrenar para dedicarse profesionalmente a ello, debe de tener en cuenta que viene a representar lo que mercantilmente se viene a llamar, un empresario individual o venido al caso, un emprendedor.

No debemos darle la espalda a este asunto de especial interés y que por deformación profesional me atrae especialmente. En muchas ocasiones nos consideramos dentro de un mundo aparte, con “reglas” no escritas que parecen el evangelio para terminar con ese “cómodo” lugar común del: “Es que el fútbol es muy especial”. Perdona que les diga que No, que nada tiene de especial y solo el uso y la costumbre, difíciles de romper, motivan que no veamos la profesión como una actividad profesional al unísono con las demás.

¿No necesita el Entrenador un Plan de Carrera? Fijarse bien, en el tráfico mercantil a eso se le llama Plan de negocios y tiene todos los componentes que un entrenador debe de tener en cuenta en aquella planificación que realiza para visualizar donde quiere estar o llegar en un determinado periodo de tiempo.

¿No necesita un entrenador formarse? Ya me dirán aquellos que duden de esta idea. No es posible proyectarse, crecer, estabilizarse y mantenerse si una formación continua que permita al técnico estar al día en todo aquello que influye directa o indirectamente en su trabajo.

¿Necesita un Entrenador ser consciente de sus bondades y limitaciones? No es importante, es vital. Eso se llama matriz Dafo y aporta la información suficiente y el plan de acción necesario para cuando llega esa ansiada oportunidad, ésta no se convierta en algo efímero y pasajero. En definitiva, que me coja preparado.

Por consiguiente, tenemos dos opciones: Pensar que formamos parte de un mundillo tan especial que basta con que me llamen un día y con el resultado seré capaz de mantener mi posición o por el contrario, preparar esa “oportunidad” con celo, proyectarme, formarme y con ello, no garantizar ni mucho menos el resultado pero con total seguridad, el riesgo de que el fracaso me deje demasiado vacío. Dicho queda.

Comparte esta publicación:

Pablo del Pino