La Felicidad del Entrenador

pablo del pino

Muchas veces, casi siempre de cara a la galería, les digo a mi gente cuando me intuyen enfadado por alguna derrota lo siguiente: “Tranquilos, hace mucho tiempo que me afectan mucho más las victorias (en positivo) que las derrotas”. Es algo exagerado, reconocido queda. No obstante, de lo que si estoy convencido es de la importancia que tiene para el desarrollo de nuestra profesión el convivir con las emociones incomodas. No solo proceden de la derrota, sino que representan una constante en nuestro día a día y forman parte de un hábitat que hay que entender como natural y lógico.

En mis inicios considero que perdí mucho tiempo en la búsqueda constante de la comodidad emocional. Ahí está el problema.

La felicidad no consiste en dar la espalda al malestar emocional así como tampoco en anular las emociones incomodas, debemos de aceptarlas y gestionarlas con naturalidad. No debemos olvidar en tal sentido, que como líderes de un grupo, el conflicto representa una oportunidad inigualable en ocasiones para demostrar los valores del director del grupo así como para potenciar aspectos grupales que potencien el sentimiento de unidad y pertenencia.

Las emociones incomodas no solo tienen un porqué sino que vienen a representar una oportunidad. Debemos de atenderlas e incluso en muchas ocasiones, dejarlas pasar. Un desafío, una crítica destructiva, un desaire de alguno de los nuestros… solo forman parte de un escenario con el que debo convivir. Todo no es un conflicto y por supuesto, todo no nos corresponde atajarlo a nosotros.

Y no vengo a referirme a ganar o perder. Necesitamos ganar pero no siempre somos plenamente felices con la victoria, entre otras cosas porque dura poquísimo.

Me refiero a que la profesión te curte en el fracaso, aquel escenario lleno de esas “emociones incomodas” a las que debemos enfrentarnos y con ello descubrir que tenemos que aprender de cada situación adversa. La duda, angustia, tristeza ó preocupación no son invitados puntuales a la fiesta, son parte de la función principal para que podamos disfrutar doblemente de la certeza, alegría o liberación. En definitiva, todas forman parte de una profesión riquísima en lo emocional.

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Pablo del Pino